He aquí Santiago de Compostela. Desde hace casi 1.200 años la Capital de Occidente, la tercera de las ciudades santas de la Cristiandad. Roma y Jerusalén quedan muy lejos. De Jerusalén nos vino la fe. Roma se convirtió en la ciudad eterna. Pero sólo hacia Compostela viene por el cielo un camino de estrellas, seguido en la tierra por millones de devotos que fueron trazando caminos como este que hoy finalizamos.
Imaginamos que el recorrido del peregrino sería ya un.gran frenesí ante el final del viaje...
Pasaría ante la Capilla de San Lázaro , la Iglesia de San Pedro ... para entrar por la Puerta del Camino o Francígena, donde estaban las hospederías y los cambistas, y donde los arzobispos recibían las llaves de la ciudad.
Subía por la calle Casas Reales, Plaza de las Animas... y luego, Plaza de Cervantes, Azabachería... Y, por fin, la primera visión de la Catedral La Puerta de la Azabachería .
El peregrino había alcanzado su meta : el perdón, la gracia, la fe, la paz. Mil años después, hoy, COMPOSTELA sigue produciendo el milagro de atraer a millones de peregrinos, a través de un largo camino, para darles con el abrazo de sus piedras seculares, con el aroma de su misterio, con los misterios de la fe - algo de perdón, algo de gracia, y - al que tiene fe - la paz.