Desde La Mesa a Grandas de Salime hay sólo 16,5 km.
La orografía es compleja, pero aún así el peregrino podrá - y deberá - recuperar fuerzas para el día siguiente poder acometer la última etapa asturiana y afrontar el difícil comienzo del tramo gallego.
Pasada La Mesa (con iglesia dedicada a Santa María Magdalena, de finales del s. XVII), en Buspol – que tuvo hospital de peregrinos, origen del mismo pueblo- comienza la bajada hacia Grandas, cruzando sobre el salto construído en 1954 que sepultó el viejo Salime. Los paisajes son impresionantes. En Grandas, hubo y hay una barca para cruzar las aguas del Navia.
Se cree que la villa de Grandas de Salime nació en el siglo XII, por donación del Rey Fernando II, formándose a lo largo del Camino. En 1222, el privilegio del Rey Alfonso IX también incluía a esta villa como paso para los peregrinos a Compostela.
La iglesia parroquial, del siglo XVIII, finalizada en el XIX con el Pórtico, conserva la antigua portada románica incorporada al edificio actual, y restos góticos y barrocos. Fue colegiata dependiente de San Salvador de Oviedo hasta finales del siglo XVI.
En la antigua rectoral existe un muy interesante Museo Etnográfico.